Ante la disolución de formas tradicionales de comunidad y la fragmentación de
la institucionalidad estatal, el trabajo social se enfrenta a retos más complejos
que lo deben llevar a reflexionar sobre lo que antes daba por supuesto. En este
sentido, la intervención en lo social se convierte en una forma de articular lo
fragmentado y recuperar la coherencia vital de los sujetos con los que trabaja.
El artículo expone los conceptos y prácticas que son necesarios para estas
tareas y enfatiza el estrecho vínculo entre la intervención en lo social y las
políticas públicas.