Mónica tiene 13 años y ya se ha rebelado contra todo. Ha creado su propio mundo en la calle donde lucha con corage para defender lo poco que tiene; sus amigas, tan niñas, como ella; su novio, que vende droga, y su dignidad y su orgullo que no le hacen concesiones a nadie. En la noche de navidad, como todas las noches, vende rosas para ganarse la vida y para comprarse el sueño de una fiesta con pólvora, estrenar ropa y salir con su novio... pero la vida le depara una nueva cita con la soledad, la pobreza, la droga y la muerte. Mónica es la otra cara de una ciudad intensa y cruel como Medellín, como la de cualquier ciudad en donde los niños de la calle, que no tienen lugar en este mundo, viven el tiempo inútil de su inexistencia.